Cuento de sueños

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Que ma vie me semble vide
Mais je sais qu’un jour à Paris
C’est moi qui lui servirai de guide
Nathalie, Nathalie
G.Bécaud, Nathalie

No sé como contar la historia de estos lindos días, nuestra historia. Para mi, el tiempo liviano que compartimos fue como un regalo, un descanso de la dureza de la ruta y de la soledad viajando.
Después de un trayecto de tres días desde Santiago en bus, Natalía me visitó en Coyhaique, la ciudad mas grande a lo largo de la Carretera Austral; juntos continuamos hacia el pequeño pueblo de Cerro Castillo para descubrir estas rocas marcadas que sobresalen todo el valle en una caminata pendiente de dos días. Acampamos al lado de la laguna turquesa a sus pies, bajo un cielo estrellado con la Vía Láctea y la cruz del Sur, la noche era clara y fría („Und es ward das Boot am Ufer losgemacht…“). El otro día tuvimos tanta suerte de ocupar los últimos dos cupones en el bus por Río Tranquilo y un lugar para mi bicicleta en la parrilla. El pasaje pasó de revuelo escuchando música de M.Dietrich y pronto apareció el brillo del lago General Carrera, conocido como el lago segundo mas grande de Sudamérica. Claro que no hicimos el tour cómodo en lancha por las famosas capillas de mármol pero luchando en kayak por cuatro horas contra el viento. Congelados pero felices regresamos a dedo a nuestro albergue y cocinamos sopa de cabello de ángel con carne de soja. – Su adiós me dejó un vacio aturdido y el dolor que en la vida todo pasa, que la felicidad no se puede agarrar, que nos quedan solo recuerdos.